"Esguince de rodilla: una mirada clínica y terapéutica desde la fisioterapia basada en evidencia"
- Oscar Cruz
- Oct 6
- 2 min read

La rodilla es una articulación compleja y vulnerable a lesiones, especialmente durante actividades físicas intensas o movimientos inesperados. Los esguinces ocurren cuando los ligamentos que conectan el fémur con la tibia se estiran más allá de su capacidad, provocando desgarros parciales o totales. El tipo de fuerza aplicada y la dirección del movimiento determinan qué ligamento se ve comprometido.

Mecanismo de lesión de los ligamentos en el esguince de rodilla
Ligamento Colateral Medial (LCM o LLI)
Este ligamento se lesiona comúnmente por una fuerza que empuja la rodilla hacia adentro (valgo), como cuando se recibe un golpe en la parte externa de la rodilla. Este tipo de lesión suele acompañarse de una rotación externa y flexión, y es frecuente en deportes como el fútbol.
Ligamento Colateral Lateral (LCL o LLE)
Se daña cuando hay una presión excesiva desde el interior de la rodilla hacia afuera (varo), como al recibir un impacto en la cara interna de la rodilla. También puede lesionarse por giros bruscos con el pie fijo, lo que genera una tensión excesiva en el ligamento.
Ligamento Cruzado Anterior (LCA)
Este ligamento se lesiona por movimientos de rotación con el pie fijo en el suelo, especialmente cuando el cuerpo gira en dirección opuesta a la pierna. También puede romperse por saltos mal ejecutados o cambios bruscos de dirección, siendo común en deportes como el baloncesto, fútbol y esquí. Las mujeres presentan mayor predisposición a esta lesión por factores anatómicos y hormonales.
Ligamento Cruzado Posterior (LCP)
Las lesiones en el LCP suelen ser consecuencia de golpes directos en la parte frontal de la rodilla, como en accidentes de tráfico (cuando la rodilla choca contra el tablero) o caídas con la rodilla flexionada. También puede lesionarse por hiperextensión forzada de la articulación.
Consideraciones clínicas
En muchos casos, las lesiones no se limitan a un solo ligamento. Dependiendo de la intensidad y dirección de la fuerza, pueden verse comprometidas varias estructuras simultáneamente, incluyendo los meniscos y cápsulas articulares.
Signos y síntomas
Los síntomas varían según el grado de lesión, pero suelen incluir:
Dolor agudo al mover o apoyar la pierna.
Hinchazón rápida en la zona afectada.
Sensación de inestabilidad, como si la rodilla “cediera”.
Limitación del movimiento y rigidez.
Chasquido o sonido de ruptura en el momento de la lesión.
Hematomas en casos más severos
Enfoque fisioterapéutico
La fisioterapia es clave para una recuperación efectiva y segura. El tratamiento se adapta al grado del esguince:
Fase 1: Control del dolor e inflamación
Reposo relativo.
Aplicación de hielo.
Compresión y elevación.
Ejercicios isométricos para mantener la fuerza muscular.
Fase 2: Movilización y fortalecimiento
Ejercicios activos controlados.
Fortalecimiento progresivo.
Propiocepción básica (equilibrio y coordinación).
Fase 3: Rehabilitación funcional
Ejercicios en superficies inestables.
Simulación de movimientos deportivos.
Evaluaciones funcionales antes del retorno a la actividad
Objetivo final
El tratamiento busca restaurar la movilidad, fuerza y estabilidad de la rodilla, prevenir recaídas y permitir al paciente volver a sus actividades con confianza. En casos graves (grado III), puede requerirse cirugía, pero la fisioterapia sigue siendo esencial en la recuperación postoperatoria




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